martes, 26 de mayo de 2020

“Cordón Sanitario” o la performance de la intensidad.

“Cordón Sanitario”
Función por streaming de la compañía Teatro Conciencia de Valparaíso.
Actuación: Macarena Paredes.
Dirección: Christián Verdejo.
Transmisión por programa Zoom.


El experimento audiovisual en tiempo real creado por Teatro Conciencia no puede pasar desapercibido entre la oferta virtual que ofrecen las plataformas comunicacionales en esta época de pandemia.




Instalada en un abanico de posibilidades que permiten visitar obras grabadas para la posteridad y trabajos que se presentan en el riesgo de la transmisión en vivo sin un receptor concreto presente para los intérpretes escénicos, “Cordón Sanitario” surge como una experiencia intensa, a ratos al límite de la codificación signos y emociones para el receptor.

Instalada en un baño habilitado como un setting de 360º se encuentra una mujer contagiada de COVID – 19 que ha escapado del hospital de Valparaíso, recluyéndose por cuenta propia y transmitiendo conscientemente a quienes puedan recibir su mensaje. Un mensaje que, considerando las circunstancias de la anécdota, permite que desde el texto se crucen palabras y consignas que deambulan desde la misma pandemia al movimiento social, las estructuras políticas, la poesía y los deseos de trascendencia en un acto performático único.

Aquí, en esta cápsula de intensidad que se percibe en los aparatos de comunicación virtual, Macarena Paredes susurra, vomita, explica y contiene un texto diversificado en una estructura líquida, con un trabajo que en cámara se ve de una sinceridad absoluta, haciendo uso de un estilo de interpretación propio del mundo del cine, del cortometraje, donde el gesto y la emoción requieren generalmente de ese difícil terreno que es la verdad antes que los artificios histriónicos que permite el teatro en el escenario convencional. La estructura de manifiesto desde la palabra se codifica en una dinámica de reconocimiento del lugar físico de la obra para el receptor a través del juego de manipulación de la cámara, que no solo permite entrar en la dinámica del goce intelectual (Entendiendo con esto el valorar las soluciones escénicas en un formato tan frío como el ver una obra por cámara) sino también en la empatía con la ficción, con el discurso y con las emociones del personaje.


Es este punto un valor agregado para “Cordón Sanitario” ya que el teléfono de transmisión (Que el día de la función presentó problemas técnicos de audio e incluso quedó en función de “apagado” lo que extrañamente aportó como evidencia del rango de riesgo de una propuesta como ésta) es un elemento que literalmente ingresa en el espacio, entregando planos, colores, intensidad con un valor interpretativo que mezcla lo surrealista y lo expresionista en diferentes momentos. Punto a parte la ejemplificación de esos momentos. Sí es importante señalar que el realismo obligatorio que va de la mano con estos formatos se rompe de forma continua y coherente. Un verdadero acierto desde la conceptualización de la dirección, que debe hacerse cargo aún de los detalles técnicos mencionados. La potencia de la apuesta creativa no puede estar supeditada a las limitantes materiales.

La propuesta, se relaciona bastante con lo visto en ocasión anterior con “Hacha (Esto no es una obra de teatro)” de la Cía. Teatro La Peste; hay un lenguaje común que resulta interesante, aportativo y que puede marcar una referencia creativa al momento que se está viviendo. Desde Valparaíso ha surgido una manera de afrontar el desafío creativo de teatro – streaming – confinamiento que marca una gran diferencia con otros lenguajes que se experimentan bajo las mismas circunstancias, pero en otros formatos.

No es mejor, ni peor. Pero es una evidencia. Quizás tenga que ver más con algo generacional que territorial. De eso, en este momento, es imposible afirmar una certeza.

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