domingo, 12 de julio de 2020

Jorge Díaz invocado en La Serena



Uno de los principales centros de creación regional en artes escénicas que se pueden encontrar en este hermoso fundo con vista al mar que es Chile, es la agrupación Teatro Puerto de la Región de Coquimbo; compañía que inició su trabajo el año 2014, que cuenta con más de diez producciones teatrales y con presentaciones en encuentros y festivales a nivel nacional e internacional. También han sido parte de la Programación Escolar del Centro Cultural de Quillota al ser gestionados por la Extensión de la Universidad Mayor de Viña del Mar.

Como institución colaboradora del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, lleva adelante procesos formativos vinculados con una Escuela de Teatro, talleres de artes escénicas y programación de actividades que incluyen ciclos de teatro y gestión de públicos.

Es en esta línea de gestión que debido a la pandemia del Coronavirus, han levantado una Temporada de Escena en Línea, a la cual se puede acceder previo contacto al mail casona@teatropuerto.cl y una adhesión mínima para poder ver en vivo por la plataforma zoom, distintos trabajos experimentales en esto que es el "Teatro Virtual.

En la tercera semana de funciones se presentó una versión de "El Cepillo de Dientes", uno de los textos más conocidos del desaparecido, admirado y poco recordado autor nacional, don Jorge Díaz. El trabajo fue realizado por Harold Olivares en la dirección, con la actuación de Gabriela Arellano y Antonio Cañete; todos artistas de la zona, jóvenes, talentosos y con coraje.

El grupo se formó siendo continuidad de uno de los talleres de actuación de Teatro Puerto, de ahí su nombre y la vinculación con el director encargado quienes, después de haber concretado un montaje previo con el elenco (Junto a la participación de otros integrantes del grupo) empezaron el proceso de creación justo antes de que los chilenos turistas de países exóticos trajeran el virus y lo repartieran por todas partes.

           
       Imagen sacada de la web de Teatro Puerto. Público viendo la función on line.


El texto de Díaz es un clásico del teatro del absurdo y su cita en las actuales condiciones toma dimensiones muy potentes; una pareja que establece sus conversaciones en un no-diálogo, donde se entrecruzan temas e ideas de forma aleatoria, vislumbrando una dinámica que puede ser tanto un síntoma de hastío como un juego morboso de seducción y domino sobre el otro. Adelantado en décadas, entrega sutiles textos que develan el machismo al que pertenecemos culturalmente y un libidinoso deseo oculto en los personajes que, omitiendo palabras e impulsos conflictivos, dibujan una relación tóxica donde cada personaje anhela una libertad utópica en espacios oníricos a los que no tienen acceso. El juego absurdo (Que en verdad es un espejo del funcionamiento mismo de la intimidad de una pareja estándar, burguesa, aspiracional... Chilena en muchos sentidos.) rompiendo la lógica del tiempo y aplicado a este espacio que se crea de convivencia a través de las cámaras del formato zoom,  posee en esta propuesta momentos muy bien logrados en comicidad y verosimiltud, colocando puntos muy bien resueltos desde el juego dramático. Riesgosa sí es la construcción de los personajes (Ella y Él) que en la búsqueda de eso que es el formato de la actuación teatral por cámara en vivo, a ratos se vuelven reiterativos en su caracterización y gesto; parte de lo que es la experimentación de este lenguaje forzoso que los creadores teatrales deben trabajar. Aún así, es importante mencionar la energía y potencia que tienen Arellano y Cañete, actores a los que se les debe seguir en sus futuros trabajos.

Bajo esa búsqueda, puntos logrados son los quiebres, pausas, silencios, cambios de iluminación que colaboran con eso que podría ser la dramatización de una idea o emoción en un escenario traspasado a la pantalla. Quizás aquí hay algo asertivo y de aporte estético que el Colectivo El Taller ha encontrado en este montaje virtual,mucho más allá de la obra en sí. El grupo consigue presentar un texto difícil, apresurado a ratos, estridente en otros, pero con instantes de brillantez y vuelo creativo que permiten acercarse a un goce estético y a una clave dentro de ese lenguaje no escrito que es la presentación virtual.

Algo del teatro llevado a la pantalla.
Que no es teatro, pero que tampoco es cine. Algo performático, con riesgo, con vértigo, con pulsaciones y con verdad. Una solución escénica que en alguna parte de nuestro inconsciente asociemos con eso que podríamos haber visto en un teatro, adaptado y reinventado en la pantalla plana del computador o del teléfono.

Atisbos de esos aciertos ya se habían experimentado en la visita a "Hacha, esto no es teatro" de Teatro La Peste y de "Cordón Sanitario" de Teatro Conciencia, ambas compañías de Valparaíso.

Algo se está promoviendo desde las regiones, que asume riesgos y causa descubrimientos al formato escénico por internet. Es necesario mantener la atención desde la mirada del espectador y continuar con los experimentos desde las compañías creadoras. Sobretodo de las jóvenes, las que no tienen nada que perder, las que deben arriesgarse para sobrevivir, las que no cargan la mochila de la validación argumentativa de los medios de comunicación.

Porque además de obligatorio en este presente apocalíptico con líderes que recuerdan a los personajes de "Un enemigo del pueblo" de Ibsen, es posible que realmente se deba tener este formato como alternativa para poder sobrevivir haciendo teatro. Porque para proyectos independientes sin apoyo de recursos estatales o privados, presentarse en una sala donde solo pueda entrar la cuarta parte de la capacidad de asientos, en verdad, no es negocio para nadie.

Gracias a los integrantes del Colectivo El Taller. A Teatro Puerto por su sólido aporte a la descentralización del teatro en el país.

Se recomienda revisar la programación de las próximas semanas, la temporada dura hasta el 26 de julio.











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